El presidente de Guinea-Bisáu, Umaro Sissoco Embalo, disolvió al Parlamento de la nación de África Occidental, según un decreto presidencial emitido el lunes que cita el tiroteo de la semana pasada que, según el gobierno, se trató de un intento de golpe de Estado.
“La fecha para la celebración de las próximas elecciones legislativas se fijará oportunamente de conformidad con las disposiciones de… la Constitución”, señala el decreto. “Este Decreto Presidencial entra en vigor de inmediato”.
La orden se refiere a la “gravedad” del tiroteo que se registró en la capital, Bisáu, entre miembros del Batallón del Palacio Presidencial y la Guardia Nacional cuando los primeros intentaban arrestar de nuevo a dos ministros que fueron liberados al tiempo que eran investigados por presunta corrupción.
El sistema semipresidencial de Guinea-Bisáu limita los poderes del presidente al permitir que el partido mayoritario en el Parlamento asigne al gabinete. Como resultado, la Guardia Nacional —que depende del Ministerio del Interior— está controlada en gran medida por el Parlamento dominado por la oposición.
También persisten las tensiones entre Embalo y una coalición de grupos de oposición que obtuvo la mayoría en el Parlamento de Guinea-Bisáu en junio, más de un año después que el presidente disolviera el Parlamento.
Este ha sido el segundo intento de golpe de Estado en África en una semana después del de Sierra Leona. Ha habido ocho tomas de poder militares desde 2020, incluidos Níger y Gabón este año.
Embalo, exgeneral del ejército, fue declarado ganador de la segunda vuelta de las elecciones presidenciales de diciembre de 2019. Su oponente impugnó los resultados.
Sobrevivió a un intento de golpe de Estado en febrero de 2022 que, según afirmó, tuvo “que ver con nuestra lucha contra el narcotráfico”. Guinea-Bisáu se hizo conocida como un punto de tránsito de cocaína entre América Latina y Europa en la década del 2000, cuando los traficantes se beneficiaron de la corrupción y la débil aplicación de la ley.
Desde que se independizó de Portugal en 1974, el país de dos millones de habitantes y vecino de Guinea, alterada por un golpe de Estado, ha lidiado con agitación política continua, experimentando cuatro golpes de Estado y más de una docena de intentos de golpe.