Por segundo día consecutivo, las calles de la CDMX son escenario de exigencia para el personal de limpieza que se encarga de las oficinas del Servicio de Administración Tributaria, ante la falta del pago correspondiente a casi medio año de trabajo.
Los inconformes buscan una resolución favorable a su demanda, por parte de la Administración General de Recursos y Servicios, encabezada por Paloma Rachel Aguilar Correa, a quien señalan como principal responsable y quien hasta el momento ha hecho oídos sordos ante la problemática que avista al sector de limpieza.
El día de ayer durante horas provocaron caos vial en el Paseo de la Reforma y hoy pinta el mismo panorama, esta vez y con más fuerza, piden la intervención de la jefa del SAT, Raquel Buenrostro, o alguna autoridad que se disponga a entablar comunicación y ofrezca soluciones viables para las y los afectados, pues son demasiadas quincenas pendientes.
El sindicato del SAT, encabezado por Enrique Romero Sánchez, externó que: «es importante informarles a los compañeros de (confianza) que no se dejen engañar porque ningun sindicato los puede representar ni pedir cuota sindical, los compañeros que quieran ser de base tienen que meter una demanda ante el TFCA siempre y cuando sus funciones sean de base, que no los engañen por obtener su cuota con engaños, no pongan en riesgo el sustento de sus hogares».
Paloma Aguilar, al parecer dejó pasar una serie de irregularidades durante meses, además de demostrar su nulo interés por este sector que sufre de la apatía social y el descuido de la ley.
Acertada fue la observación de la Auditoría Superior de la Federación (ASF), cuando mencionó que el perfil de Paloma Rachel no cumplía las expectativas del puesto que ahora desempeña en el SAT, pues no sólo era cosa de haber salido de la Ayudantía Presidencial para obtener un buen puesto, también era indispensable afinidad con las obligaciones y funciones que exige el cargo y sobre todo el conocimiento en materia fiscal para dar el ancho a las necesidades de la dependencia. Hoy el sector menos favorecido es quien sufre las consecuencias del influyentísimo.