Tirador en Praga era sospechoso de doble homicidio; habría matado a su padre

David Kozák era buscado por la Policía además por el asesinato de un hombre de 32 años y de su hija de dos meses. Especuló sobre la matanza por redes sociales

El estudiante checo de 24 años, David Kozák, que este jueves protagonizó una tragedia en la Universidad Carolina de Praga al matar a 14 personas y herir a 25 antes de suicidarse, ya era buscado por la policía.

Aunque no tenía antecedentes policiales, las autoridades revelaron que Kozák había anunciado la matanza en redes sociales.

Ya le seguían la pista como sospechoso de la muerte el pasado día 15 de un hombre de 32 años y de su hija de dos meses, cuyos cadáveres fueron encontrados en un bosque cerca de Praga, tal y como confirmó el jefe de la Policía Criminal de Praga, Aleš Strach, informa Radio Praga.

También era buscado por el presunto asesinato de su propio padre en Hostoun, a 35 kilómetros al oeste de Praga. La Policía había desplegado un dispositivo en la Universidad ante la sospecha de que acudiría a clase, pero el atacante eligió otro lugar para cometer la masacre.

David Kozák alertó en redes sociales
Kozák tenía licencias para ocho armas, dos de ellas largas. A pesar de no tener antecedentes penales y disfrutar de un buen expediente académico, había especulado en la red social Telegram sobre la idea de cometer una matanza, inspirándose en un reciente homicidio en Rusia.

El ministro de Interior, Vit Rakusan, afirmó que la masacre era difícil de prever y descartó cualquier vinculación del agresor con grupos terroristas.

En los testimonios recopilados de los testigos y sobrevivientes, resuena el relato de una estudiante que vivió momentos de terror durante el trágico suceso en la Facultad de Filosofía.

Integrante de un grupo que buscaba refugio en la cornisa del edificio, esta joven compartió su experiencia con la Radio checa, como informa Novinky.

Estando en clase, la estudiante y sus compañeros escucharon los primeros disparos. Inicialmente, pensaron que alguien estaba jugando en los pasillos, hasta que un disparo atravesó la puerta de su aula. «Nos escondimos bajo las mesas como pudimos», relató la estudiante. La rápida vuelta del atacante los obligó a improvisar una huida desesperada.

Decidieron escapar por la ventana, encontrándose en el cuarto piso del edificio. Corrieron por el tejado y se arrastraron por la cornisa, doblando esquinas para resguardarse. La situación les llevó a permanecer agazapados en una terraza ubicada debajo de ellos durante un tiempo angustioso, hasta que alguien anunció que el asaltante también había abandonado el edificio por la ventana.